Ayer 25 de julio, celebrábamos un día muy especial para nuestra tierra y para todos los gallegos y gallegas, el día de Santiago Apóstol, nuestro patrón.
Aunque aprovechamos esta fecha para pensar en las cosas buenas que nuestra tierra nos da, es a diario cuando sin darnos cuenta disfrutamos de lo afortunados que somos de vivir en nuestra Galicia.
Desde la parte más natural de nuestra tierra, con sus montes y carballeiras en las que perdernos para hacer una ruta con nuestros amigos hasta nuestras ciudades con sus cascos viejos donde poder enamorarnos de cada rincón.
También podemos disfrutar a diario de nuestra gastronomía desde un buen pulpo a feira en una terraza en verano hasta unas castañas asadas en una fría tarde de otoño.
Pero sin duda lo que más nos aporta esta tierra celta, repleta de verde, no son los paisajes que enamoran y la gastronomía que reúne a todos los que queremos alrededor de una mesa; sino algo que no se puede describir. Nuestra manera de ver la vida, para un gallego los problemas nunca son demasiado grandes «nunca choveu que non escampara», la lluvia tiene diferentes nombres desde «Saraiba» hasta «Froaño o Babulla», para un gallego todo lo que se pueda aprovechar es bueno «Todo o que entra na rede e peixe» y siempre intentaremos conocer tu árbol genealógico con un «¿e ti de que ves sendo?»
Llevamos Galicia en nuestro ADN y la disfrutamos todos los días del año, pero el 25 de julio, es el día oficial de esta tierra de la que en cuanto sales te entra la morriña como si de un encanto se tratase porque Galicia embruja ya que aquí las meigas existen, porque como dicen por ahí… ¡Habelas hailas!
¡Feliz día de Galicia!