El impacto de las RRSS

En la última década, las redes sociales han transformado la manera en que interactuamos, compartimos información y percibimos el mundo. Plataformas como Facebook, Instagram y Twitter han revolucionado la comunicación, pero también han generado preocupaciones sobre sus efectos en nuestra salud mental y el funcionamiento del cerebro. En esta ocasión, exploraremos cómo las redes sociales influyen en nuestro cerebro y qué implicaciones tiene esto para nuestro bienestar.

 

La Dopamina y la Recompensa

Uno de los principales efectos de las redes sociales en el cerebro es la activación del sistema de recompensa. Cada vez que recibimos un «me gusta», un comentario positivo o una nueva notificación, nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la satisfacción. Esta liberación de dopamina puede crear un ciclo de retroalimentación positiva que nos motiva a seguir usando las redes sociales, buscando constantemente esa sensación de recompensa.

Este ciclo es similar al que se observa en otras formas de adicción. De hecho, estudios han demostrado que el uso excesivo de redes sociales puede activar las mismas regiones del cerebro que se activan con las adicciones a sustancias. Esta conexión puede explicar por qué algunas personas sienten la necesidad de revisar sus redes sociales constantemente, incluso cuando saben que deberían estar haciendo otras cosas.

 

Comparación Social y Autoestima

Las redes sociales también influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos y en nuestra autoestima. Al navegar por las plataformas, es fácil caer en la trampa de la comparación social. Vemos imágenes y publicaciones de amigos, celebridades e influencers que parecen llevar vidas perfectas, lo que puede llevarnos a sentirnos insuficientes o insatisfechos con nuestras propias vidas.

La psiquiatra Marian Rojas Estapé ha señalado que «la comparación constante en las redes sociales puede llevar a un estado de insatisfacción crónica. Nos comparamos con los momentos más felices y perfectos de los demás, olvidando que lo que vemos en las redes no es la vida real, sino una versión filtrada y editada.»

Esta comparación constante puede tener efectos negativos en nuestra autoestima y salud mental. Las personas que pasan mucho tiempo en redes sociales a menudo reportan niveles más altos de ansiedad, depresión y sentimientos de soledad. Además, la necesidad de recibir validación a través de «me gusta» y comentarios puede llevar a comportamientos poco saludables, como la búsqueda obsesiva de aprobación externa.

Por otro lado, la falta de señales no verbales y el anonimato en línea pueden reducir la empatía y la calidad de las interacciones. Por lo tanto, es crucial encontrar un equilibrio entre el uso de las redes sociales y las conexiones en el mundo real.

 

Atención y Concentración

Las plataformas están diseñadas para captar y mantener nuestra atención con notificaciones constantes y contenido que se actualiza rápidamente. Esta sobreestimulación puede dificultar nuestra capacidad de concentrarnos en tareas que requieren un enfoque prolongado y profundo.

 

Pero, ¿cómo lo consiguen? La respuesta está en el famoso algoritmo.

Aunque hay varias cuestiones que la aplicación tiene en cuenta, centra su atención principalmente en las siguientes:

  • Interacción Reciente: Las publicaciones de cuentas con las que el usuario ha interactuado recientemente (me gusta, comentarios, mensajes directos, etc.) se priorizan.
  • Relación: Las cuentas con las que el usuario tiene una relación más cercana (como amigos y familiares) suelen aparecer más en el feed.
  • Interés Predicho: Estima cuánto le interesará al usuario una publicación basada en su comportamiento pasado.
  • Actualidad: Las publicaciones más recientes tienen más probabilidades de aparecer primero.
  • Frecuencia de Uso: Si un usuario entra a la app con frecuencia, el algoritmo le mostrará las mejores publicaciones desde su última visita. Si un usuario entra con menos frecuencia, verá una selección más amplia de las mejores publicaciones en ese periodo.
  • Popularidad y Tendencias: Publicaciones que están siendo tendencia o son populares en la plataforma.

 

¿Y qué alcanza a saber de nosotros?

  • Datos del Perfil: Nombre, nombre de usuario, dirección de correo electrónico, número de teléfono, foto de perfil, biografía y sitio web.
  • Contenido Subido: Fotos, videos, historias, comentarios, mensajes directos y cualquier otro contenido que los usuarios publiquen o compartan.
  • Likes, comentarios, seguidores, cuentas seguidas, hashtags utilizados y guardados.
  • Interacciones en la Plataforma: Información sobre cómo los usuarios interactúan con el contenido, incluidas las publicaciones vistas, los videos reproducidos, los anuncios con los que se ha interactuado y las historias vistas.
  • Frecuencia y Duración: Frecuencia con la que los usuarios abren la aplicación y cuánto tiempo pasan en ella.
  • Búsquedas y Navegación: Historial de búsqueda, páginas visitadas y cómo se navega por la plataforma.
  • Tipo de Dispositivo: Información sobre el dispositivo utilizado para acceder a Instagram, como modelo, sistema operativo, identificadores únicos del dispositivo, y configuración del hardware.
  • Conexión a Internet: Dirección IP, proveedor de servicios de internet, tipo de conexión (Wi-Fi, LTE, etc.).
  • Cookies y Tecnologías Similares: Información recopilada a través de cookies y tecnologías similares para rastrear la actividad en la plataforma.
  • Ubicación Aproximada, basada en la dirección IP, o ubicación precisa, si el usuario ha permitido el acceso a los servicios de ubicación en su dispositivo.
  • Integraciones y Servicios de Terceros: Información compartida a través de integraciones con otras aplicaciones y servicios.
  • Publicidad y Análisis: Datos proporcionados por socios de publicidad y análisis sobre la interacción del usuario con anuncios y contenido en otras plataformas.
  • Actividad en Sitios Web y Apps de Terceros

 

El uso responsable de las redes sociales es crucial en un mundo donde estas plataformas impactan significativamente nuestra vida diaria y nuestra salud mental. A medida que las redes sociales recopilan y almacenan una gran cantidad de información sobre los usuarios, es fundamental ser conscientes de cómo interactuamos con ellas.

En resumen, el uso responsable de las redes sociales implica ser conscientes de la información que compartimos, establecer límites en el tiempo y contenido consumido, y fomentar interacciones auténticas y positivas. Al adoptar estos principios, podemos aprovechar los beneficios de las redes sociales sin sacrificar nuestro bienestar mental y emocional.